Abrahán, el amigo de Dios

Hay una introducción a todo el ciclo de Abrahán en Gen 12, 1-3 y un final en Gen 25,1-18 (25, 7-10: muerte y sepultura; 25,11: Isaac y residencia, y 25, 12-18: genealogía de Israel).

En el centro del ciclo está el nacimiento de Isaac: Gen 21. An­tes se tiene una serie de dificultades que amenaza la promesa fun­damental que se dio en Gen 12, 1-3 y que se va repitiendo en distintas partes del ciclo. La promesa fundamental es de descendencia, origi­nalmente, de un hijo. En segundo lugar está la tierra. Estas dos rea­lidades son las que conforman la vida del hombre antiguo y, en el fondo, las que están en la base de todo hombre. Lo único que cambia, es la presentación. En el fondo está la progenie y el alimento. Lo que llena los dos grandes instintos con que cuenta el hombre: el de con­servación y el de reproducción.

En este ciclo, como en los tres siguientes, se habla fundamen­talmente de la bendición. ¿Qué es la bendición? Como sucede a me­nudo en la Biblia, ésta no explica las cosas por medio de conceptos, sino lo hace poniendo en acción las realidades, para que así el hombre las capte. De esta forma obra aquí con la bendición. Aparece la bendi­ción, en concreto, con el nacimiento de un niño. ¿Qué es un niño? Algo de lo más insignificante. No cuenta con nada, sólo con la esperanza. De esta esperanza habla este ciclo. Un niño que va a venir. Todo está en función de esto. Y esta promesa futura, aglutina y unifica todas las narraciones que hablan de Abrán.

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Hay una introducción a todo el ciclo de Abrahán en Gen 12, 1-3 y un final en Gen 25,1-18 (25, 7-10: muerte y sepultura; 25,11: Isaac y residencia, y 25, 12-18: genealogía de Israel).

En el centro del ciclo está el nacimiento de Isaac: Gen 21. An­tes se tiene una serie de dificultades que amenaza la promesa fun­damental que se dio en Gen 12, 1-3 y que se va repitiendo en distintas partes del ciclo. La promesa fundamental es de descendencia, origi­nalmente, de un hijo. En segundo lugar está la tierra. Estas dos rea­lidades son las que conforman la vida del hombre antiguo y, en el fondo, las que están en la base de todo hombre. Lo único que cambia, es la presentación. En el fondo está la progenie y el alimento. Lo que llena los dos grandes instintos con que cuenta el hombre: el de con­servación y el de reproducción.

En este ciclo, como en los tres siguientes, se habla fundamen­talmente de la bendición. ¿Qué es la bendición? Como sucede a me­nudo en la Biblia, ésta no explica las cosas por medio de conceptos, sino lo hace poniendo en acción las realidades, para que así el hombre las capte. De esta forma obra aquí con la bendición. Aparece la bendi­ción, en concreto, con el nacimiento de un niño. ¿Qué es un niño? Algo de lo más insignificante. No cuenta con nada, sólo con la esperanza. De esta esperanza habla este ciclo. Un niño que va a venir. Todo está en función de esto. Y esta promesa futura, aglutina y unifica todas las narraciones que hablan de Abrán.

Weight .209 kg
Dimensions 16.5 × 1 × 22.5 cm
Año de publicación

1998

Páginas

110

Author

Raúl Duarte Castillo

Publisher

Universidad Pontificia de México

Series

Material académico